En esta época se le exigía a la mujer que fuera fuerte y competente en su trabajo sin dejar de lado su parte femenina.
Se dejaron de usar los chales tradicionales y por una temporada se substituyeron por los sacos, luego se renovaron y las mujeres los llevaban como símbolo de riqueza. Se hicieron famosos los zapatos de cuña, los turbantes y el traje ceñido o traje de sirena.
En cuanto a maquillaje era escaso la materia que había, las inglesas astutamente se pintaban las pestañas con betún de zapato y los labios con pétalos de rosa o cintas en vino rojo.
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